Los conceptos previos para desarrollo
comunitario sustentable
Se puede definir un desarrollo comunitario
sustentable como aquel proceso de carácter endógeno por medio del cual una
comunidad toma (o recupera) el control de los procesos que la determinan y la
afectan. Es posible distinguir hasta seis diferentes tipos de procesos
Esta definición se deriva de un principio
general que afirma que la razón fundamental por la cual la sociedad
contemporánea y la naturaleza sufren un proceso generalizado de explotación,
expoliación y deterioro, es la pérdida de control de la sociedad humana sobre la
naturaleza y sobre sí misma. En esta perspectiva, la historia de la humanidad ha
sido un movimiento hacia una cada vez mayor pérdida del control sobre los
procesos que afectan a los seres humanos y a su entorno y no lo contrario (como
frecuentemente lo quieren mostrar los enfoques del "progreso social"). En otras
palabras, la autodeterminación o la autogestión, concebida como una "toma de
control" es el objetivo central de todo desarrollo comunitario.
La primera acción que toda comunidad debe
realizar es la toma de control de su territorio. Ello implica el deslinde de la
superficie que le corresponde, el establecimiento de sus límites, el
reconocimiento de su territorio por parte del Estado y de las comunidades o
propietarios vecinos, etc.
El uso adecuado o no destructivo de los
recursos naturales (flora, fauna, suelos, recursos hidráulicos, etc.) que forman
parte de su territorio, constituye la segunda toma de control de toda comunidad
rural. Ello se logra a través del diseño y puesta en práctica de un plan de
manejo de los recursos naturales, capaz de normar y regular las actividades
agrícolas, pecuarias, forestales y pesqueras que la comunidad realiza. Dicho
plan de manejo implica la elaboración de un diagnóstico, un inventario, y de ser
posible, la elaboración de un Sistema de Información Geográfica, por medio del
cual se logre evaluar la oferta ecológica de los recursos del territorio de la
comunidad.
El control cultural, implica que la
comunidad tome decisiones que salvaguarden sus propios valores culturales,
incluyendo la lengua, vestimentas, costumbres, conocimientos, creencias,
hábitos, etc. Para ello la comunidad deberá crear mecanismos que garanticen el
rescate cultural y la toma de conciencia por parte de los habitantes de la
existencia de su propia cultura (orgullo étnico). El incremento de la calidad de
vida de los miembros de la comunidad es una tarea central de todo desarrollo
comunitario, y ello conforma la toma de control social. Esto incluye aspectos
tales como la alimentación, salud, educación, vivienda, sanidad, esparcimiento e
información.
La regulación de los intercambios económicos
que la comunidad y sus miembros realizan con el resto de la sociedad y con los
mercados locales, regionales, nacionales e internacionales, conforman la toma
del control económico. Ello implica el enfrentar de manera comunitaria los
fenómenos económicos externos que afectan la vida productiva de la misma, tales
como las políticas de fijación de precios (por el mercado o por el Estado), las
políticas macroeconómicas, los subsidios, impuestos, préstamos, etc. Ello supone
atenuar los mecanismos que afectan, inhiben e incluso castigan la esfera
productiva de la comunidad.
Finalmente, la última dimensión es la toma
de control político. Ello supone una capacidad de la comunidad para crear su
propia organización (socio/productiva), así como para promulgar o ratificar las
normas, reglas y principios que rigen la vida política de la comunidad. Esta
dimensión debe asegurar la participación de los miembros, la democracia
comunitaria, la autonomía política y la ejecución del derecho
consuetudinario.
Cada una de estas seis dimensiones
(territorial, ecológica, cultural, social, económica y política) del desarrollo
comunitario, son esferas que difícilmente existen sin la realización de las
otras. Dicho de otra forma la recuperación del control debe ser integral o
completa; esto es, debe incluir las seis dimensiones aquí reconocidas. Por
ejemplo no es posible mantener y defender la cultura mientras persista un
proceso de destrucción de los recursos naturales, lo cual a su vez afecta la
calidad de vida de los miembros de la misma. Sin embargo, la defensa de la
cultura y de la naturaleza, el mantenimiento y/o mejoramiento de la calidad de
vida de los miembros de la comunidad (productores y sus familias) y el
aminoramiento y/o supresión de la injusticia económica que perpetúa un
intercambio económico desigual con la sociedad, se vuelven tareas difíciles de
lograr si no existe una verdadera organización política. Por ello, la toma de
control político es sin duda la acción nodal, de la cual dependen las otras
tomas de control de las otras dimensiones.